martes, 19 de julio de 2016

Brevedad

Seré breve (imposible)

De ser honesta, no te había mencionado en este lugar... Lo dediqué a escribir sinsabores de amarga soledad, lo dediqué a mencionar quejas en contra de la indiferencia y la amargura, por mencionar algo, pero no de ti.

Conté entre imágenes que se reproducían al son de una canción, una breve historia de lo que fue nuestro encuentro, desde nuestra amistad, pasando por comidas, viajes, momentos, hasta el día del sí, y de ahí otros instantes vividos en compañía uno del otro.

Pero jamás dediqué unos cuantos renglones para mencionarte en este mi espacio intimo, a donde corro cuando las palabras se desbordan en mi mente callada que murmura a mi subconsciente lo que ha de escribir, de cierto puedo describir más extraño que me escucho a mi misma dictando cada verso y cada prosa, que puedan sonar de manera elocuente, y en esta ocasión la propia voz del interior se desborda de imaginación para poder reproducir en letras la experiencia de tenerte en mi vida, la sensación de tenerte aquí y ahora...

Así es, le conocí cuando no le esperaba, le había soñado, y había vislumbrado su silueta en el horizonte esperando poderle conocer, le llamé por otros nombres y creí que al fin le había encontrado, y al intentar retenerle se desvanecía como si jamás lo hubiera tenido, como el sueño que termina al despertar, dejando esa sensación de realidad...

Fue así como comencé a describirte, como el hombre de la silueta sin rostro, al que tanto soñé, al que tanto nombré.

Lluvia...

No para de llover, y el clima no ayuda en nada a mejorar el estado de ánimo...

Camino por la calle, el clima es frío, y ya la lluvia ha mojado mi calzado y parte de mi vestimenta, la tormenta crece, el paraguas no es suficiente para refugiarme del torrencial aguacero.
Finalmente logro subir al autobús que me llevará hacia mi destino, y por la ventanilla puedo observar el paisaje que el recorrido me ofrece, urbanidad, carros y entre todo esto, se logran asomar algunos árboles que le dan un toque rústico al paisaje... Me sumerjo de nuevo en mi mundo, sí, en ese que sólo existe en mi cabeza, en donde nadie tiene acceso y comienzo a pensar en mil cosas a la vez:
La familia, mis amigos, el trabajo, el entorno que me rodea, en mi vida...

Se viven los desamores, y son los que mayor desilusión causan en esta vida, parece como si nos hiciéramos adictos a esta sensación de vacío y de sufrimiento, como si ya no hubiera otra oportunidad de ser felices, sí, como si nuestra felicidad dependiera de alguien, como si no quisiéramos enfrentar a la soledad.

Fue el primer pensamiento que abordó a mi mente, sacudí mi cabeza y me di cuenta que todos los malos ratos habían terminado, que al fin las tormentas acababan de pasar.

La gente seguía abordando el autobús, yo seguía sumergida en mi, no solamente pensando en los desamores, estaba pensando en todo y  en nada a la vez, escuchando mi propia voz dentro de mi cabeza, preguntando ¿Qué es lo que quieres? Pero una vez más no hay respuestas, o quizá mi ropa húmeda no me deja pensar, ya que mi piel comienza a erizarse por el frío...

Un abrazo, en ese instante fue lo que pude conciliar, sí un abrazo, quizá eso es lo que deseo en este momento, un cálido abrazo que me quite el frío y que no me permita escuchar esa voz en mi cabeza que me cuestiona todo lo que hago.

viernes, 15 de julio de 2016

Desdenes.

No quiero...

Eso fue lo último que escucho antes de irse a dormir, se dio la media vuelta apago la luz y también su corazón... Escucho como algo dentro de ella se rompía en pedazos, sí, la indiferencia la estaba destruyendo, el cansancio de una vida rutinaria y de tantas batallas perdidas la estaban haciendo añicos, el esfuerzo por la perfección para poder encontrar el escurridizo camino hacia la felicidad.

Recibía caricias al alma, pero de quién no las necesitaba, palabras lisonjeras capaces de elevar él autoestima de aquella alma que se sentía vil y menospreciada (olvidada diría yo), pero ¿Qué valor tienen sino son  provenientes de los labios de aquel al que desea con pasión?

Aquella noche durmió el la habitación contigua, su alma tuvo frío, su corazón se heló de indiferencia y supo que a pesar de que él le vuelva a sonreír, ella jamás lo volverá a mirar como la primera vez, como cuando se enamoró de él.