Ya sanaron los golpes, y no quedaron cicatrices, el labio ya no está hinchado, tampoco el ojo está amoratado, ya no duele la espalda, ni las costillas al respirar.
Pero el alma sigue doliendo, la frustración sigue sofocando, la impotencia continúa llenando de lágrimas mis ojos, y mi reflejo en le espejo continúa llamándome estúpida una y otra vez al recordarme que decidí darle una oportunidad a lo desconocido.
Creí haber encontrado mi refugio, soñé con el amor que jamás termina, con las caricias llenas de pasión, con el fuego que no se apaga, noches de charlas, abrazos eternos, sonrisas emulando complicidad, la piel que te quita el frío, amaneceres llenos de esperanza, tú.
Y solo dibujaste días grises, atardeceres de incertidumbre, desesperanza, angustia, dolor... Tú.
Tú, roto, imperfecto, de muecas desencajadas, mirada extraviada, ansiedad incontenible, cautivo de tu libertad, sin rumbo, sin puerto de llegada, tú, apasionadamente imperfecto, escandalosamente espontáneo, luchador sin causa, pero de su pasado, tú.
Me llenas de rabia, porque no desapareces, porque no terminas de irte, porque me dueles, porque la herida fue profunda, los sueños grandes y la decepción eterna, porque sabía que jamás debí haber apostado todo por ti, y aún así lo hice y perdí, me perdí.
Momentos de lucidez
Hay momentos en que mis pensamientos se convierten en palabras, muchas veces suenan poco coherentes,en algunas ocaciones parecen tener sentido, otras tantas simplemente es mi corazón intentando expresarse...
lunes, 3 de octubre de 2022
jueves, 26 de septiembre de 2019
Desde la otra perspectiva
¿Quién no ha atravesado alguna tormenta o calamidad? ¿Quién no ha caído y ha sentido que no puede volver a levantarse? ¿Quién no ha experimentado el dolor de decisiones que jamás tomó y con ellas sentimos que la vida se nos fue y de repente todo careció de sentido?
Muchas veces hemos pensado que Dios de repente perdió el control de nuestras vidas, que estaba tan preocupado haciendo otras cosas, que nos perdió de vista y entonces la calamidad nos cayó encima.
Imagino a Job, el ignoraba las charlas que Dios y satanás tenían acerca de él.
Dios convencido que Job no sabía fallarle, satanás sostenía la teoría de que Job solo amaba a Dios por lo que poseía y por las bendiciones que día a día lo seguían.
Estoy segura que Dios tenía en mente 2 cosas:
1.- Mostrarle a satanás que aún cuando Job fuera un hombre, era capaz de amarle fiel y genuinamente, no por lo que Dios le daba, sino por lo que Dios era en su vida. (Obvio Dios conocía el corazón de Job y satanás no.)
2.- Dios quería transformar a Job.
Creo de alguna manera que Job quizá podría estar estancado en su vida, tenía una serie de actividades establecidas, se levantaba temprano, realizaba ofrendas y sacrificios por sus hijos, llevaba una vida cotidianamente normal, tan normal que se había vuelto rutinaria, así como nos suele pasar a nosotros, como cuando asistimos a la iglesia un domingo solo por ir, porque es parte de lo que hacemos.
De pronto un día como cualquier otro, las cosas comienzan a cambiar de manera súbita y las calamidades en la vida de Job no se hicieron esperar, sus hijos muertos, sus posesiones robadas, una tragedia seguía a la otra, pero nada de esto parecía quebrantar el espíritu de Job.
Viene una segunda charla entre Dios y lucifer, la apuesta sigue siendo la misma, ahora Job no solo había perdido sus posesiones y a sus hijos, su amada esposa lo maldecía, mientras una sarna caía sobre su cuerpo, deteriorando terriblemente la salud de Job, de aquí se desprende el resto de la historia.
Job, imagino que se sentó a analizar su vida detenidamente, intentando atinar en qué falló, sus “amigos” venían a hacerle presión para que confesara sus pecados y así terminará su castigo.
¿No ha dado muchas veces tu vida un giro de esta magnitud? Un día te levantas y de repente todo, absolutamente todo se complica, tus amigos te dan la espalda, la economía se viene abajo, tu salud comienza a decaer, tu matrimonio termina, pierdes a un ser querido.
Tu rutina se ve interrumpida, tus planes truncados, los proyectos de vida rotos ¿cómo puedo ver algo bueno en medio de todo esto? ¿Cómo puedo creer que Dios no perdió el control en medio de todo este caos?
Te recuerdo, Dios tiene una perspectiva muy diferente a la tuya. Cuando te diseñó en la eternidad, Él depositó en ti, sueños, anhelos, dones y propósitos, y el se encargará de que se cumplan.
Pero a veces llegan momentos en nuestra vida donde nos estancamos, tomamos malas decisiones, erramos en el camino, o simplemente perdemos el objetivo.
Cuando eso sucede, vienes Dios, y en su infinito amor te sacude, tiene conversaciones en el cielo que tú no has escuchado, apostando todo por ti... Y te saca de la jugada, te cambia los planes, rompe la rutina, y parece que el proceso no tiene fin, porque duele, porque no lo veías venir y no lo esperabas.
Porque debes detenerte y comenzar a realizar cambios en tu manera de hacer las cosas, porque debes observar desde otra perspectiva, desde los ojos de Dios.
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas nos ayudan a bien, esto es a los que conforme a su propósito han sido llamados. Romanos 8:28
Cuando Dios finalmente se reveló a Job, El jamás le dijo acerca de la conversación que sostuvo con satanás, Dios (libro de Job del capítulo 38 al 41) comienza a cuestionarle sobre su conocimiento acerca de la formación del mundo, en donde estaba el cuando él lo hacía, revelando así su ignorancia.
Cuando Job logra tener un cambio de entendimiento, su mente se aclara, y viene una de las confesiones más sinceras que he escuchado:
De oídas te había oído, más ahora mis ojos te ven. Job 42:5
Después de todo esto, Job fue RESTAURADO en todos los sentidos.
Aunque hoy no veas el propósito de todas las cosas que te suceden, recuerda que Dios siempre está en control, pero desea que veas las cosas desde otra perspectiva, quizás con más empatía, con más amor, con misericordia, quizá tu rutina te absorbió y perdiste de vista las promesas, o quizá te enfocaste tanto en tus problemas que dejaste de verlo a él, pero él no ha dejado de verte a ti, todo ayudará a bien, todo pasará, y así como Job entendió su propósito y pudo ver y conocer mejor a Dios, tú lo harás, sabrás que Dios no perdió el control, que te enseñó nuevas formas, que te dió nuevas estrategias, que te salvó de la derrota, aunque sentiste que fracasabas, y que ahora hay un nuevo sentido en lo qué haces, hoy damos gracias porque en sus planes, el sólo quiere cumplir su propósito en ti y lo harás.
domingo, 30 de diciembre de 2018
La Princesa de Papá
…Y yo pasé junto a ti, y te vi sucia en tus sangres, y te
dije vive, sí te dije vive… Y pasé otra vez junto a ti, y te miré, y cubrí tu
desnudez; y te di juramento y entré en pacto contigo, dice Jehová el Señor, y
fuiste mía…
Ezequiel 16:6,8
¿Por dónde comenzar?
La historia es larga y abrumadora, en cierto modo, quizá
común, el deseo de sentirse amada e importante quizá fue lo que me llevó al
final y al principio de todo, sí, en ese orden.
Y es que ¿Quién no desea tener un abrazo nocturno, un beso
en la frente de buenas noches y el susurro en el oído de un: Aquí estoy, yo te
cuido?
Sí, el deseo de una niña, que siempre quiso ser la princesa
de papá…
El anhelo de sentirse amada y protegida, jamás se fue, y se
convirtió en la pesadilla que me llevó a tomar las peores decisiones, aquellas
que me llevaron a vivir el infierno en vida.
Consumida en el rechazo, la marginación, la burla y la
difamación, buscaba fervientemente a alguien que fuera capaz de amarme con la
lista interminable de defectos que me acompañaban, pero lo único que conseguía
era satisfacer los bajos instintos de aquellos que engañosamente se acercaban
con la promesa del amor que jamás conocí, y fue así como prostituí mi corazón,
haciéndolo trizas una y otra vez, con la esperanza de poder encontrar el amor
eterno del que tanto hablan en las películas y cuentos, repitiéndome una y otra
vez que sí existía, y aun estando demasiado herida y con el corazón hecho
escombros, sabía que algún día lo iba a encontrar.
Cansada y abatida, me di por vencida, y aceptaba lo que
fuera que llegara a mi vida… ¿Quién podría amar alguien como yo? Esa era una
pregunta que me asaltaba todo el tiempo, por lo menos dos o tres veces al día.
Estaba tan sumergida en mi propia miseria que comencé a vivir solo por vivir, y
es que todo me salía tan mal que incluso al intentar terminar con mi vida
fracasé, como en todo lo demás.
Y fue así, como el me encontró, literalmente, ya no tenía
nada que perder, con una familia totalmente disfuncional, una dignidad
aplastada y una reputación que me hacía precedente con todos los que me
conocían… Y no lo soporté, debo admitir que ya le había escuchado antes, pero
acercarme me llenó de temor, y al escuchar su voz llamarme la primera vez, me
hizo huir, y era razonable ¿Cómo alguien como él, podría estarle hablando a
alguien como yo? Pero la segunda llamada ya no la pude resistir… Un tal
Jeremías lo describe así:
“Me sedujiste y fui
seducido, más fuerte fuiste que yo, y me venciste”
Y sucumbí ante su dulce voz, ante una ternura que jamás
imaginé que podría existir, nadie me había mirado así, con el amor que siempre
había deseado, y esta vez sin condicionarme, fue caer de rodillas y perderme en
esa presencia que me inundaba de pies a cabeza, era sentir como las costras que
causaban la infección y hacía supurar aquella herida estaban siendo retiradas,
limpiadas y sanadas haciendo que el hedor que despedían fuera desapareciendo…
Jamás imaginé que tal amor pudiera existir, me habían contado del Él, pero creí
mucho tiempo que eran solo cuentos hasta ese día…
Estando ahí, de rodillas, una vez que pude levantar mis
ojos, vi una cruz, y desde ahí supe que sus brazos estarían siempre abiertos
esperando que yo me refugiara en Él, y que solo se cerrarían para abrazarme y
darme el amor que siempre soñé… Comprendí entonces, que las ausencias y
carencias de la infancia, habían sido necesarias para conocer el amor que nunca
falla, que no es como el de los cuentos de hadas, ni el de las películas,
porque su amor no tiene final, porque su amor dura una eternidad, porque trae
vida, esperanza, propósito, porque resucita sueños, enciende anhelos y te da
alas.
Jamás volví a ser la misma desde entonces… Sí, a veces sigo
teniendo temor, a veces parece que puede haber algo de soledad, también el
cansancio y la tristeza se hacen presentes, pero ahora cada noche El me abraza,
besa mi frente y me dice: Aquí estoy, yo te cuido.
Ahora soy la princesa de Papá.
Derroche de Amargura
Aplaudo tu osadía, y las agallas que tienes para mentir, se
te da tan bien y de forma natural… Mira que el engaño es todo un arte y tú te
convertiste en un gran maestro.
Así que lista para terminar el año, brindaré por ti, porque
creaste el personaje perfecto para romperme el alma, los sueños y los anhelos,
aquel que regresó el odio a mi corazón, ese odio que por tanto tiempo pude
mantener lejos de mí, y que tú sin piedad alguna y con tus mentiras hiciste
renacer.
Tomaré varias copas en tu memoria, quizá derrame algunas
lágrimas y entonces me aseguraré que antes de que el reloj dé la última
campanada que anuncia la agonía del año que termina, que te olvidaré, que te
enterraré para siempre, que jamás volveré a ver mi teléfono con la esperanza de
que seas tú cada vez que suene…
Y no, juro que no vendrás conmigo en mi memoria a iniciar un
año más, juro que no será así, porque no lo mereces.
Creaste una gran careta de todo aquello que yo siempre
anhelé, el hombre del que me enamoré jamás existió, solo creaste el espejismo
perfecto de todo aquello que siempre soñé, para mantenerme ahí para ti, aunque
nunca estuviste para mí… No entiendo que ganabas lastimándome como lo hiciste,
para que tenerme ahí… En fin, jamás lo entenderé.
Por ahora y en estos momentos, te has convertido en la
inspiración de mi desdén y decepción y con tono de amargura vengo aquí a
desahogarme, a lamentar el momento en el que acepte aquella llamada telefónica
que cambio mi vida durante más de un año…
No me arrepiento de las cosas que dije,
porque sé que mucho de lo que hablé, eran mensajes del cielo para ti, de lo que
si me arrepiento, fue de haberte amado, de haberme enamorado de alguien que no
existe, pero en fin, creo que lo disfrutaste, y me imagino que seguirás por ahí
rompiéndole el corazón a muchas más jugando a ser el hombre perfecto, huyendo
del compromiso, amando la mentira, porque la soledad se convirtió en tu mejor
compañera, tu amante y tu cómplice, porque ella no te obliga a cumplir las
promesas, porque ella no pide nada a cambio, porque te abraza cada vez que te
hartas de lo que te rodea, porque no tienes el valor para cambiar y ser
radical, porque no eres ni tan valiente, ni tan violento para hacerlo, porque
te faltan las agallas y te sobran los pretextos, porque no te amas, ni amas lo
suficiente.
Así que te dedicaré estas líneas, derrocharé mi amargura, mi
frustración y enojo, quizá aparezcas por ahí en mis recuerdos una que otra vez,
pero me aseguraré que, así como lleguen se vayan.
No te deseo un mal, mi capacidad de odiar no llega a tanto,
tengo mis límites, solo espero que jamás te enamores de alguien como tú, no te
mereces tanto mal, ni que llegues amar como yo, porque te darás cuenta de que
el amor sin condiciones existe, y que lo tuviste en tus manos, pero te quedó
tan grande que no supiste que hacer con él.
Razones
Busque todas las razones correctas para quererte, porque
generalmente ocasionas todo un caos dentro de mí, en donde colisionan todas mis
emociones al saber que en cualquier momento te darás la media vuelta para no
volver nunca más.
Quizá porque duela menos el vivir esperando eso que nunca ha
de llegar, la distancia eterna y el saber que por ahí eres de todas y de nadie
a la vez, que tus palabras han llegado a muchas que se han idealizado en el
eterno abrazo de tu olvido, porque juegas a estar y te vas.
¿Quién eres en realidad y qué buscas?
Probablemente en el engaño de aquello que finges ser, esté
el ideal de lo que siempre haz anhelado convertirte… Pero no te has dado cuenta
que solo vas por la vida creando ilusiones con palabras lisonjeras que jamás llegarás
a cumplir, rompiendo corazones con promesas nupciales que nunca vas a hacer
realidad y eso es bastante bajo incluso para ti…
Entonces, agradecida debo estar por tu última partida, por
tu desprecio y desdén, porque ha sido un favor divino, el que necesitaba para abrir
los ojos y renunciar definitivamente a ti, para no volver a esperar que
regreses con una nueva excusa, con otra mentira, con un pretexto más.
Sí, debo de agradecer al cielo su eterno amor y su
intervención oportuna, porque lo hubiera dado todo por ti, sin dudas, sin
cuestionamientos, sin condiciones, porque te era fiel, porque te creí, porque
de verdad que veía el otro lado de tu alma, la pasión desenfrenada, el guerrero
que jamás se dio por vencido, vi lo que ni siquiera tú alcanzabas a ver…
Así que en estas líneas que espero que algún día llegues a
leer, quiero hacer de tu conocimiento que por fin te dije adiós, porque no
puedo seguir en el eterno juego donde regresas y te vas, sobre todo porque sé
que nunca fuiste mío, sólo mío, como yo solo fui de ti… Me despido deseando que
encuentres todo lo que estás buscando, que tu alma se satisfaga, que tus deseos
se cumplan y que tu vida se llene, que la soledad se termine y que su propósito
eterno te alcance.
Perfecto para mi
¿Cómo renuncio a ti?
Simplemente de mi mente no te quieres ir… ¿Cómo te borro?
Siento que mi cabeza está a punto de colapsar, pues no dejo
de pensarte, tus palabras hacen eco una y otra vez dentro de mí.
¿Cómo pude ser tan estúpida? Porque me permití enamorarme de
algo que era totalmente imposible, tan lejano, tan… Tú.
Cada día al anochecer solo deseo poder descansar, y de nuevo
apareces, en mis sueños, asaltas mis pensamientos y te conviertes en el dueño y
autor de mis insomnios, y cansa, duele, porque simplemente no estas.
La duda me consume ¿Pensarás en mi tanto como yo en ti? ¿Mis
oraciones te estarán alcanzando?
O quizá pudiste hacer lo que yo aún no consigo, eliminarme
de tu vida…
Y no puedo cambiar en ningún modo el haberte conocido, no lo
pude evitar y ahora simplemente no puedo presionar un botón que diga borrar
para eliminarte de mi mente, porque es ahí donde sólo existes…
Y es que me sigo haciendo la misma pregunta ¿Cómo te
enamoras de alguien que ni siquiera conoces? ¿Cómo puedes memorizar cada gesto,
el tono de su voz, su risa escandalosa, cada tartamudeo al hablar, su mirada
triste, la forma de sus manos, cada arruga en su rostro, su ceño fruncido, su
mechón de canas, sus labios, cada tatuaje en su piel, contando una historia,
una victoria, un inicio y un final?
¿Ves? Me grabé cada espacio de ti, sin mencionar tus
historias, que una y otra vez me han enseñado que siempre se puede vencer,
cuando el creador del universo tiene un propósito y un plan para nuestra vida…Y
heme aquí ahora intentando huir de lo que me ligó a ti, para que tu ausencia no
me duela, para que la ilusión muera, para poder continuar… Pero, aunque nunca
te conocí, aunque nunca pude acariciar tu rostro, aunque jamás pude despertar
en tus brazos y besar tu frente, desde que te escuché por primera vez, supe que
eras perfecto para mí.
lunes, 19 de noviembre de 2018
Detrás del miedo...
Frío... Lo odio, y no solo por la ausencia de calor, sino porque me recuerda lo doloroso que pueden llegar a ser los vacíos que ha dejado la soledad.
¿Cuánto se puede llegar a perder por el miedo? Mucho, quizá las mejores oportunidades que la vida pueda presentar se han perdido por el temor al fracaso.
¿Perdí? Quizá, pero, ¿Cuánto se puede perder a distancia? No lo sé, probablemente nunca lo sepa, seguramente prefiero por encima de muchas cosas mi paz y mi zona de confort... Sí lo sé, suena mediocre.
Pero hay un corazón demasiado roto como para arriesgarme una vez más, lo intenté, estuve incondicional a pesar de todo, a pesar de las heridas y los fracasos, a pesar de la traición.
Pero la paciencia también se agota, aún cuando el amor pueda ser incondicional.
El miedo a salir lastimada (esto debí haberlo sentido mucho tiempo atrás) me ha dejado sin ganas de volver amar... Quizá la soledad y yo nacimos para hacernos compañía una a la otra, hasta que su silencio me consuma... Quizá el pequeño destello de luz que se asomaba entre la cornisa de esperanza en mi vida, haya sido solo una ilusión de un anhelo que con el paso del tiempo se ha ido desvaneciendo.
Quizá detrás del miedo pude haber encontrado tu ceño fruncido, tu mechón de canas, y tus sonoras carcajadas, tus ojos somnolientos, tus historias fascinantes y tu voz, esa con la que muchas veces me arrullé por la noches, y la primera en escuchar por la mañana.
En fin... De las ilusiones no se vive, esta vez (demasiado tarde) pero decidí no arriesgar más.
Y henos aquí nuevamente... Sin nada, sin nadie.
¿Cuánto se puede llegar a perder por el miedo? Mucho, quizá las mejores oportunidades que la vida pueda presentar se han perdido por el temor al fracaso.
¿Perdí? Quizá, pero, ¿Cuánto se puede perder a distancia? No lo sé, probablemente nunca lo sepa, seguramente prefiero por encima de muchas cosas mi paz y mi zona de confort... Sí lo sé, suena mediocre.
Pero hay un corazón demasiado roto como para arriesgarme una vez más, lo intenté, estuve incondicional a pesar de todo, a pesar de las heridas y los fracasos, a pesar de la traición.
Pero la paciencia también se agota, aún cuando el amor pueda ser incondicional.
El miedo a salir lastimada (esto debí haberlo sentido mucho tiempo atrás) me ha dejado sin ganas de volver amar... Quizá la soledad y yo nacimos para hacernos compañía una a la otra, hasta que su silencio me consuma... Quizá el pequeño destello de luz que se asomaba entre la cornisa de esperanza en mi vida, haya sido solo una ilusión de un anhelo que con el paso del tiempo se ha ido desvaneciendo.
Quizá detrás del miedo pude haber encontrado tu ceño fruncido, tu mechón de canas, y tus sonoras carcajadas, tus ojos somnolientos, tus historias fascinantes y tu voz, esa con la que muchas veces me arrullé por la noches, y la primera en escuchar por la mañana.
En fin... De las ilusiones no se vive, esta vez (demasiado tarde) pero decidí no arriesgar más.
Y henos aquí nuevamente... Sin nada, sin nadie.
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