lunes, 23 de enero de 2012

DE NORTE A SUR...

Una misma nacionalidad... Mexicanos
Un mismo idioma... Diversidad de acentos, variabilidad en las palabras, significados.
Hambre: una misma necesidad... Una extensa gastronomía.

Me parece tan peculiar todo esto, no solo es un cambio de domicilio, si no todo un cambio de estilo de vida, con todo lo que esto implica, y no tuve que salir del país para tener que adaptarme a una nueva cultura, a un nuevo lenguaje, incluso al peculiar sonido de su acento, obviamente yo tengo el mío (al cual suelo llamar como normal)...

Camino por las calles y los mercados, la gente me mira, mi presencia se nota, jaja y no es porque se trate de mi, pero si creo que es por mi asombro ante la diversidad de cosas que hay por el camino, a parte que soy mas alta que el estandar de esta ciudad, mi complexion física tambien es diferente, incluso mi color de piel...

Al pasear por uno de los tantos mercados me asombra ver todas las cosas que jamás vería en mi ciudad natal, la gastronomía de este lado del país es tan rica y extensa, y en muchas ocasiones para mi resulta exótica, pues hay cosas que creo no sería capaz de degustar.

La gente me sonríe, otra me ignora, alguna mas se burla cuando me escucha preguntar ¿qué es eso? ¿se come? ¿para qué es? jajaja creo que hasta la gente que me acompaña se irrita con mis constantes preguntas, pero en verdad me gusta aprender, pero sobre todo, me sorprende lo diferente que podemos llegar a ser norteños y sureños...

Me dí cuenta que el ser humano pierde constantemente la capacidad de asombro, y es que está tan acostumbrado a su entorno que no se sorprende por lo que le rodea, puesto que ya es algo que está incluído en su diario caminar.

Sí, hoy puedo apreciar la diversidad, porque no estoy en mi lugar de origen, y doy gracias a Dios porque he tenido la bendición de observar los mejores paisajes que jamás haya visto, porque he aprendido palabras que antes ni siquiera imaginaba y he tenido la oportunidad de enseñar palabras del lugar de donde vengo, he comido cosas que vaya me han hecho sudar, y por qué no? también me han hecho subir algunos kilos.

Pero sobre todo, aprendía a amar mi tierra, la que dejé atrás por seguir los sueños de aquel que me llamó.
Aprendí a dar gracias por los pequeños paisajes, por su gente y su comida, por sus palabras peculiares, por sus edificios coloniales, aunque hoy una tierra un poco caótica pero mi hogar (lagrimas en mis ojos).

Soy duranguense, sí, jamás dejaré de serlo, pero ahora estoy en el sur, aprendiendo a amar el lugar al que me llamaron para reconocer la tierra y así mismo poseerla, adaptandome a tan singular cultura.

De norte a sur... no me he desprendido de mi cultura, no vengo a imponer mis ideas, solo vine a enriquecer el entorno que ahora me rodea.



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