Fue justo en su boca donde el tiempo se detuvo, en el
susurro eterno de sus labios entreabiertos que jadeaban de pasión.
Fueron todas
las palabras que no pudo decir, fueron el hola y el adiós.
Fueron los ayeres y los tiempos perdidos, fueron las circunstancias
y las heridas de los desamores, la falta de amor y de inspiración, el vacío de
sus ojos fingiendo cariño, fueron las horas que ya no volverán en el eterno tic
tac del reloj haciendo eco en su cabeza.
Fueron los sinsabores de la vida, los tropiezos y los
fracasos, los discursos llenos de rabia y reclamos.
Y al final la falta de interés, el asesinato perfecto en el
mar de indiferencia.
Ella murió, murió de soledad, murió agonizando por falta de
caricias al alma, murió sin saber si él en realidad la amaba, murió entre los
muchos sueños que un día soñó, murió entre recuerdos de esperanza y entre la
realidad áspera, sin saber que el destino podría tener algo mejor para ella.
Se cansó de esperar lo que nunca llegaría entre la alegría fingida y los matices de lo que había idealizado,se cansó de esperar las promesas que
jamás se cumplirían, las añoranzas de palabras que se quedaron flotando en el viento.
Fueron todas las batallas perdidas apostando a la nada…
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