domingo, 30 de diciembre de 2018

Derroche de Amargura


Aplaudo tu osadía, y las agallas que tienes para mentir, se te da tan bien y de forma natural… Mira que el engaño es todo un arte y tú te convertiste en un gran maestro.

Así que lista para terminar el año, brindaré por ti, porque creaste el personaje perfecto para romperme el alma, los sueños y los anhelos, aquel que regresó el odio a mi corazón, ese odio que por tanto tiempo pude mantener lejos de mí, y que tú sin piedad alguna y con tus mentiras hiciste renacer.

Tomaré varias copas en tu memoria, quizá derrame algunas lágrimas y entonces me aseguraré que antes de que el reloj dé la última campanada que anuncia la agonía del año que termina, que te olvidaré, que te enterraré para siempre, que jamás volveré a ver mi teléfono con la esperanza de que seas tú cada vez que suene…

Y no, juro que no vendrás conmigo en mi memoria a iniciar un año más, juro que no será así, porque no lo mereces.

Creaste una gran careta de todo aquello que yo siempre anhelé, el hombre del que me enamoré jamás existió, solo creaste el espejismo perfecto de todo aquello que siempre soñé, para mantenerme ahí para ti, aunque nunca estuviste para mí… No entiendo que ganabas lastimándome como lo hiciste, para que tenerme ahí… En fin, jamás lo entenderé.

Por ahora y en estos momentos, te has convertido en la inspiración de mi desdén y decepción y con tono de amargura vengo aquí a desahogarme, a lamentar el momento en el que acepte aquella llamada telefónica que cambio mi vida durante más de un año… 

No me arrepiento de las cosas que dije, porque sé que mucho de lo que hablé, eran mensajes del cielo para ti, de lo que si me arrepiento, fue de haberte amado, de haberme enamorado de alguien que no existe, pero en fin, creo que lo disfrutaste, y me imagino que seguirás por ahí rompiéndole el corazón a muchas más jugando a ser el hombre perfecto, huyendo del compromiso, amando la mentira, porque la soledad se convirtió en tu mejor compañera, tu amante y tu cómplice, porque ella no te obliga a cumplir las promesas, porque ella no pide nada a cambio, porque te abraza cada vez que te hartas de lo que te rodea, porque no tienes el valor para cambiar y ser radical, porque no eres ni tan valiente, ni tan violento para hacerlo, porque te faltan las agallas y te sobran los pretextos, porque no te amas, ni amas lo suficiente.

Así que te dedicaré estas líneas, derrocharé mi amargura, mi frustración y enojo, quizá aparezcas por ahí en mis recuerdos una que otra vez, pero me aseguraré que, así como lleguen se vayan.

No te deseo un mal, mi capacidad de odiar no llega a tanto, tengo mis límites, solo espero que jamás te enamores de alguien como tú, no te mereces tanto mal, ni que llegues amar como yo, porque te darás cuenta de que el amor sin condiciones existe, y que lo tuviste en tus manos, pero te quedó tan grande que no supiste que hacer con él.



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