El final tan esperado por fin llegó, sin immaginarlo, sin pensarlo, sin sentirlo...
Tu recuerdo se fué, y detrás de el se llevó todo lo que se había acumulado en mi corazón para ti, lo que me dolía, la agonía de tu presencia, el sufrimiento de tu indiferencia, tú.
Y agradezco a Dios este final, agradezco el que ya no estes en mi corazón, porque ahora veo mi futuro otra vez, veo las puertas abiertas y la luz entrando a través de ellas, reconquistando mis anhelos, recordando los sueños que dejé atrás por ti, por esperarte, por mendigar las migajas de una mirada, de una palabra, rogando por lo que te sobraba.
Ahora sonrío al verme libre de ti, sé que cada palabra jamás contará para ti, pues aunque formaste parte del guion de esta historia, jamás fuiste el protagonista, quienes se llevarom el crédito de ella fueron tu ausencia y mi soledad.
Gracias por todo este dolor, gracias por tu indiferencia, gracias por toda esta agonía que llegó a su fin, porque me ha dado la capacidad de poder mirar hacia delante, y abrazar con todas mis fuerzas a quién abrió las puertas de mi prisión...
Adiós
Preciosa, me ha encantado tu carta. Enhorabuena por tu blog. He leido varias de tus entradas y son estupendas, sigue escribiendo por favor. Un saludo.
ResponderEliminarMil gracias por tu comentario :) y claro que continuaré haciendolo, muchas de las cosas que están aqui escritas son deseos del corazón reprimidos, o reclamos hechos en silecio y que jamás llegarán a los oídos de quienes los inspiran... Gracias por leerme, bendiciones!!!
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